lunes, 15 de octubre de 2012

Conclusiones "Lamia". Primer cortometraje

Han sido dos días de intenso rodaje. Ahora nos toca reflexionar. Y qué decir. Que estamos felicísimas con el resultado. No todo ha sido coser y cantar, claro. Digamos que nos hemos encontrado con ciertos obstáculos ante los que hemos tenido que saber improvisar. En primer lugar, el tiempo se nos echaba encima con la pre-producción: no había tiempo suficiente para pedir un permiso de grabación al ayuntamiento (que hay que solicitarlo con al menos 15 días de antelación) y, a solo un día de comenzar con el rodaje, aun no teníamos todo el attrezzo preparado. Además, partíamos del hecho de que era puente, lo que nos limitó a la hora de encontrar actores disponibles. Un desastre, vaya. Con todo, el ayuntamiento nos dio el visto bueno y las buenas amistades hicieron el resto: nos prestaron los trajes típicos, se ofrecieron como actores y hasta nos dieron de comer. Un lujo, oye. 

Una vez superados estos obstáculos, surgió otro nuevo: dos de los actores que seleccionamos no sabían hablar euskera y, casualmente, eran quienes más guión tenían. También en este caso la suerte nos sonrió. Parece que hemos dado con las dos personas más predispuestas sobre la faz de la tierra (y no exageramos). Nos han demostrado gran profesionalidad, paciencia y empeño, y supieron adaptarse a sus respectivos papeles. Minipunto para ellos y un caramelo de recompensa. 

El tiempo también acompañó. La previsión meteorológica preveía lluvia para el fin de semana. Y sí, efectivamente llovió. Y tanto que llovió. Diluvió más bien... Pero solo cuando grabamos en interiores (¡já!). El sábado, que era el día de exteriores, amanecimos con un hermoso día de verano, muy propio del tiempo bilbaíno, con sus imprevisibles y locos cambios de temperatura.

Cómo no, nos equivocamos a la hora de mirar las mareas. Cuando llegamos al puerto —una de las localizaciones—, nos encontramos con la marea alta, cuando habíamos previsto grabar con bajamar. Un pequeño cálculo mal hecho nos obligo a reestructurar todos los planos. 

Otro problemilla fue que, a pesar de haber pedido permiso para grabar al ayuntamiento, nos faltaban algunos eurillos en el presupuesto para cortar el tráfico y las calles, así que tuvimos que tener mucho cuidado con el ruido, tanto de los coches (sobre todo los electorales), como el del tráfico aéreo o el de la gente que se paraba a observar la grabación. Conclusión: evitar rodajes de época por una temporada. 

Por último, Mailegu volvió a hacer de las suyas: el cable canon no funcionaba bien y cualquier movimiento inoportuno podía suponer que el audio no se registrase correctamente. Tampoco nos dieron un reflector, pero esto no supuso mayor problema, lo sustituimos con folios blancos. 

Quizá nos faltó un poco más de planificación previa y saber solucionar los problemas que surgieron durante el rodaje de un modo más rápido, evitando perder tanto nuestro tiempo como el de los actores. Aun así, nos quedamos con un buen sabor de boca y esperamos que todo esto nos sirva para futuros proyectos. 

En definitiva, ¡nuestro corto es el mejor porque sale un pescador!





Y ASÍ SUCEDIÓ:


El Libro
Os presentamos a Bego
Mira, ¿ves? ¡Ahí!
Consiguiendo luz diurna...
Momentos de nuestra sonidista
Gran sonidista, mejor persona
Cafeses...
Y ...y merecidos descansos








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