miércoles, 21 de noviembre de 2012

Amanar Tamasheq


Título: Amanar Tamasheq
Dirección: Lluís Escartín
Producción: Lluís Escartín / Green Valley
Guión: Lluís Escartín
Duración: 00:14:47
Realización: 2010
Subtítulos: Castellano | Inglés
Sonido: Lluís Escartín
Música: Grupo tradicional tamasheq
Premios: Premio al Mejor Cortometraje, Festival Punto de Vista 2010; Mención Especial, Festival Visual Majadahonda 2010

DIRECTOR
Barcelona, 1966. Fotógrafo andante y poeta del cine, fundador del Armadillo Productions en Nueva York, conservador de celuloides y fotografía a la selva tropical xiapaneca entre otras muchas cosas: él es, en todas sus encarnaciones, un observador del mundo con compromiso poético. Su biografía se podría medir en kilómetros, si tenemos en cuenta el sentimiento de un artista inquieto y curioso por descubrir lugares, personas y, lo que es más importante, a él mismo. No es casual que su primera exposición fotográfica tuviera como título «Perpetual Movement». Cuando, por accidente, trabaja con Jonas Mekas, cambia la cámara de fotos por una cámara de vídeo, y cámara en mano, se dedica a viajar por desiertos, selvas y otros lugares desolados.

La obra de Lluís Escartín es una composición sin partitura, una obra que rompe con los formulismos de la videocreación local. Rezuma la dolorosa experiencia de buscar la autenticidad. Es el compromiso analítico de hacer visible lo que, obstinadamente, la sociedad hace invisible.

CONTEXTO
El 2010 fue un magnífico año para el cine de la no ficción en Estados Unidos. Y al parecer para otras naciones, también. Algunos de los documentales más destacados fueron Exit Through The Gift Shop (Basnky, USA), Inside Job (Charles Ferguson, USA), The Art of the Steal (Don Argott, USA), The Cove (Louie Psihoyos, USA), Che: un hombre nuevo (Tristán Bauer, Argentina), etc.  

SINOPSIS
Un tuareg sentado habla a cámara para explicar el exterminio de su pueblo rebelde. Con la cara oculta y vestido de azul, indica cómo debe grabarse su testimonio: sin su imagen, sin su voz. A partir de ese momento, los subtítulos muestran sus argumentos. La memoria histórica tuareg se transmite oralmente y se transcribe en la pantalla explorando momentos de la vida cotidiana y festividades originarias de este pueblo del desierto. Un documento mudo, pero con música, sobre la comunidad tuareg. Un pueblo ignorado por los medios de comunicación que está siendo sistemáticamente masacrado por el ejército de su país. De espacio abierto, el desierto ha pasado a ser su cárcel.
ANÁLISIS
Escartín explora en este documental la naturaleza de los habitantes del desierto, mientras se suceden fragmentos de fiesta tribal, la cámara es atraída por la tranquilidad de su cotidianidad. Solapando momentos del día con nocturnos, festividades con trabajos y descansos, Lluís Escartín se centra en los rostros de sus habitantes para encontrar el espíritu del desierto. Un punto de vista, que rechaza la violencia con la que se suele representar este tipo de conflictos y que humanamente intenta contemplar a las personas, sus testimonios y gestos grabados en el acontecer diario de una visita meticulosa, como apuntes en un diario de viaje pero con un gran potencial subversivo y de denuncia radical.

Ya desde el prólogo, en el que un Tuareg sentado habla a cámara y certifica estar en esos momentos dentro de ella, se muestra un testimonio oculto por el miedo que pierde la voz para transformarse en voz colectiva como texto escrito sobre las imágenes. Para que hablen por si mismas, como si el narrador aún continuase tras su mudez. Una voz plural, en forma de subtítulos, constituida por declaraciones mezcladas y reelaboradas a partir de testimonios de diferentes mujeres, hombres , niños, abuelos, combatientes, supervivientes de masacres, pastores… con un mínimo común, ser Tuaregs pobres, muy pobres, y a los que nadie escucha. «Yo he juntado todos sus discursos para hacer uno, la voz de un pueblo en sufrimiento y pobreza extremo pero que tiene un alta dignidad y bastante que enseñar al resto del mundo».

Sin embargo, a través de la música de celebración las vistas exóticas del desierto son olvidadas por las personas que viven en él. Un pueblo que por su nomadismo, particularidades culturales (como la única, en miles de kilómetros alrededor, que no corta el clítoris; la única cultura en África donde la mujer toca la percusión y donde ni siquiera se conoce la violencia de género) y la confusión con Al Qaeda ha sido constantemente marginado y disgregado por los países que habitan. En la narración en off sobrescrita se denuncia el exterminio persistente que sufren: «si a un Tuareg le envenenas el agua y matas a sus cabras y camellos éste muere». Pueblos enteros fusilados, violaciones, quema de personas vivas y demás acciones criminales horrendas están acabando con esta comunidad. Ante su incapacidad de reacción, debido a su aislamiento y la poca visibilidad que tienen en los medios de comunicación: «han muerto más personas que en Gaza y no hemos tenido la mínima repercusión»; piden que este documento audiovisual sea una tabla de salvamento. Una solicitud de auxilio a la colectividad internacional, aunque al final agregan: «también hay muchas (cosas) que no te hemos explicado». Lluis Escartín concluye el vídeo con una ambigüedad similar a través de un poema de Lakdasa
Wikkramasinha que es, así mismo, una autocrítica a su propio trabajo.

AMANAR TAMASHEQ from Lluís Escartin on Vimeo.

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