miércoles, 21 de noviembre de 2012

Un contoneo sutilmente pizpireto

Documental: Límites: 1º persona
Director: León Siminiani
Género: cortometraje documental experimental
Año 2009
País: España
Duración: 8 minutos

El director
Elías León Siminiani estudió Filología Hispánica y dirección de cine en la Universidad de Columbia, Nueva York. Apasionado de las posibilidades del audiovisual, ha investigado distintos formatos y géneros. En su trabajo de ficción para cine destaca Dos más, Mejor Drama en los EMMY 2002 para estudiantes, Mejor Director Latino 2002 DGA Students Awards USA y Premio del Público Versión Española; Archipiélago, Premios del Jurado, Mejor Guión, Premio del Público (Columbia University 2003) y finalista para el Latino Filmmakers Showcase 04 de Sundance Channel; Ludoterapia, Mejor Corto en Europa Cinema 2007. En no ficción destaca la serie de microdocumentalesConceptos Clave del Mundo Moderno cuyas tres primeras entregas (La OficinaEl permiso y Digital) se han alzado con más de 50 galardones internacionales, y su faceta como explorador de formatos híbridos con piezas como Zoom (nominada a Mejor Película Notodofolmfest 05) o el díptico Límites para el proyecto colectivo Miradas al límite 08 (Artium – NEFF). En su trabajo para televisión también ha alternado formatos desde la dirección en series comoCórtate (Canal Cuatro), Cambio de Clase (DisneyChannel – TVE1) o El Síndrome de Ulises (Antena 3) a la realización de piezas de formato libre para el espacio Cuatrosfera de Canal Cuatro.

A la espera de que estrene su primer largometraje: Mapa, sigue siendo un placer regresar una y otra vez a sus piezas cortas; a sus híbridos entre documental, ficción y experimento audiovisual. Su sensibilidad estética sin miedo a profundizar en nueva texturas y nuevos formatos producen propuestas lúcidas e inteligentes para que el espectador tenga varias posibilidades de lectura a su alcance. Un ejemplo:Límites 1ª persona (2009).


El análisis
De quien una vez amó a una mujer en un desierto con una cámara
A León Siminiani siempre le han gustado los juegos formales, las paradojas del lenguaje (el oral y el de las imágenes), los juegos especulares y las simetrías. Esta es la pieza más simétrica que ha realizado hasta el momento. Si en su primera parte construye todo un dispositivo formal que vence y convence al espectador; en la segunda lo derrota definitivamente cuando convierte el proceso de desmontaje de todo ese dispositivo en el motivo narrativo de la misma.



Por el camino, el realizador nos ha mostrado un pedacito de sí mismo, nos ha dado una lección de lenguaje cinematográfico y, sin perder su fino sentido del humor, ha sabido acercar dos formas de entender la cultura audiovisual opuestas por simétricas. La primera la que construye un lenguaje enmascarado, la del realismo y la credibilidad. La segunda la de la deconstrucción, la del final de la utopía cinematográfica tal y como la entendió el modernismo cinematográfico (o casi), la del cine de nuestro tiempo (al menos el suyo, el de Elías).

Y todo por (des)amor.

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